Por: Michelle Morales

Roni Schneider ha emprendido varios negocios en el mundo de la gastronomía a lo largo de su vida. Sin embargo, con Nero Gelatería asegura haber encontrado la razón de ser de todas las vueltas que ha dado por el inmenso mundo de los sabores.

La historia comenzó cuando, luego de graduarse de la escuela secundaria, en lugar de ir directamente a la universidad como es común en alguien de su edad, este joven emprendedor optó por abrir un restaurante. En ese momento no sabía nada de bebidas ni de gastronomía, pero lo que sí tenía claro era lo apasionado que era por todo lo que sucedía en los comedores de los grandes lugares que visitaba con sus padres desde niño. “In The Mood”, como bautizó a su primer emprendimiento, pronto se convirtió en uno de los lugares de referencia en la escena de la alta cocina caraqueña; la mezcla de las cocinas japonesa y mediterránea, así como un ambiente de fiesta con música en vivo, fue una experiencia muy avanzada para la época. Desafortunadamente, con la llegada de la recesión económica de 2001, su negocio se vio muy afectado y tuvo que cerrar. Para sobrellevar su dolor se mudó a Nueva York, paraíso de la alta cocina, tratando de no desconectarse del todo de la pasión que sabía que ya llevaba dentro. En la Gran Manzana estudió arte, trabajó como DJ, visitó tantos restaurantes como pudo y, lo más importante, se enamoró de la que hoy es una de sus mayores pasiones: la bebida de Baco.

Luego de su aventura en la capital del mundo, Roni pasó un tiempo en Miami durante el cual estudió diseño gráfico para luego regresar a Caracas para hacerse cargo de uno de los emprendimientos de su padre; una exitosa marca de panes artesanales con potencial de expansión internacional. Con eso en mente, viajó a Bogotá en busca de oportunidades de negocios y el gelatero dice que en cuanto el avión puso las ruedas en la pista de El Dorado, supo que había llegado para quedarse. Sin pensarlo dos veces se instaló en Bogotá ya los pocos días llegó su hermano con quien pronto montaron la planta productiva de “Pan Sueco”, nombre de la empresa en Venezuela. Los Schneider no podían estar más felices, iniciaban una nueva aventura empresarial en una ciudad que para ellos era sencillamente espectacular. Roni cuenta que la pasaron tan bien que decidió registrar todas sus vivencias en un blog personal al que llamó “Bogotá Divina”. Como todos sus emprendimientos, así como los de su padre, de quien heredó la capacidad de materializar ideas en negocios rentables, el blog pronto se convirtió en una tienda gourmet en línea; luego, a una boutique gastronómica con atención al público y más tarde al que quizás sea uno de los lugares de mixología más especiales y reconocidos de la ciudad: el exquisito Ocho y Cuarto.

A estas alturas de la historia, el nombre “Roni Schneider” ya era considerado una marca en el mundo de la gastronomía bogotana y quizás por eso el grupo hotelero de lujo “W” no tardó en fijarse en él y proponerle formar parte. de su equipo Era el perfil perfecto que la empresa buscaba para potenciar la experiencia W en la capital. Estuvo dos años en la organización, tiempo durante el cual aprovechó para afinar los detalles de lo que hasta ahora había sido una carrera muy exitosa en el mundo de los placeres sibaritas. Luego vino el inesperado cese de actividades en la industria en 2020, el Hotel cerró temporalmente y siguieron días de silencio y reflexión en los que el inquieto gastrónomo se preguntaba cuál iba a ser su próxima hazaña.

Fue en una cena en casa de su compadre, el chef colombo-italiano Sergio Martín, donde se le encendió la bombilla. Esa noche habían preparado juntos un helado de postre y durante el proceso, Roni había sentido como el universo de aromas, colores y sabores que había navegado durante su carrera, se presentaba de manera fenomenal ante sus ojos. Aquel producto milenario helado, apto para el consumo de seres de todas las edades, géneros y nacionalidades, no se diferenciaba en nada de las bebidas que había diseñado para innumerables veladas de sus comensales. Esa noche se fue a dormir con la firme convicción de querer montar la heladería artesanal más grande de Colombia.

Al día siguiente, siguiendo la tradición de cuando se le ocurre una gran idea, llamó a su hermano a las seis de la mañana, le contó lo que había imaginado la noche anterior y en cuestión de cuarenta y cinco días Nero Gelateria ya era una la realidad. En tiempo record consiguió el equipo, la locación y desarrolló, como si estuviera haciendo maridajes, una insólita colección de recetas con las que ha venido sorprendiendo a sus seguidores desde que abrió sus puertas al público el pasado mes de diciembre en el norte de Bogotá. En la vitrina, que él mismo monta cada mañana con productos recién elaborados, Roni exhibe sus peculiares fórmulas, entre las que destacan el Old Jack, una base de chocolate negro con macadamias caramelizadas; el Pregúntame, un cheesecake de mascarpone y fresas con chocolate blanco; el Soya Caramel, caramelo salado con salsa de soja; y el Aceite de Oliva, vainilla natural con aceite de oliva y un toque de sal.

Más que una heladería, Nero es, en palabras del propio Schneider, la tesis de graduación de sus 20 años de carrera en la industria gastronómica. Un sueño hecho realidad que está a punto de inaugurar su segundo punto de venta en la nueva zona de restauración de Calle 90 y Calle 11.

Créditos: este artículo fue escrito y publicado para la edición del Diario El Tiempo del domingo 10 de julio de 2022.

NERO GELATERIA

calle 85 no. 16A-26

Bogota Colombia

Instagram @nerogelateria

SOBRE EL AUTOR:

Como Economista y Sommelier Profesional, Michelle Morales compagina su trabajo de consultoría administrativa y estratégica a empresas restauranteras en Colombia con una participación activa en medios escritos en los que comparte sus historias y experiencias en su principal campo de acción: la gastronomía y el estilo de vida. Adicionalmente, trabaja activamente como Consultor Sommelier para varias empresas del rubro, mientras se dedica a comunicar a través de sus redes sociales, todas sus experiencias en restaurantes, bares, hoteles y distintas experiencias que por su trabajo y estilo de vida suele disfrutar. .

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